miércoles, 24 de enero de 2007

La parábola del techo

Mi hermano y yo teníamos un amigo, Alfredo; era un papá de una alumna de Hockey.
Un día Alfredo nos comentó que iba a poner el techo de chapa en su chalet; sabíamos que era todo un laburito y pensamos que no tendría ayuda (tenía cuatro hijas mujeres, dos gemelas de diez años, una de 14 y otra de quince, que no iban a poder ayudarle en el trabajo), así que el día que sabíamos que iba a empezar, nos levantamos como a las seis de la mañana y fuimos a caerle de sorpresa.

Se alegró de vernos; subimos al techo... que era inclinado... a un piso de altura... sin ningún tipo de arnés ni nada...
Para colmo, caminábamos sobre unas finas vigas de madera, y tooooodo el lugar estaba cubierto de fibra de vidrio. Si uno se agachaba e iba caminando de cuatro patas, se pinchaba todo con las fibras de vidrio, pero pararse era un riesgo (más que nada por no estar acostumbrado).

Fuimos colocando las primeras chapas... y la situación empeoró...

Cada vez que intentaba pararme sobre una chapa, sentía que las zapatillas patinaban ¡que horror! iba a caerme de un primer piso!!!

Más patinaba... más me agachaba y trataba de aferrarme con las manos... más me pinchaba...
Veía que Alfredo iba y venía sobre las chapas como si nada ¿cómo hace? claro! sus zapatillas deben tener mejor agarre que las mías ¿me mostras tus zapatillas, Alfredo? Sorpresa... estaban más lisas que las mías... no sabía que pensar...
El primer día de trabajo fue un horror por estar pensando en caerme; a la noche pensé: ¿cómo se aferra? y analicé el asunto...

¿Porque él tenía mayor agarre que yo? hummmm, a pesar de su calzado más liso... esteeeee... rozamiento... el agarre depende del rozamiento...

Y a mayor presión... más rozamiento ¿el peso del cuerpo? si... el peso influye... y él es más pesado que yo... ¿cómo aumento mi agarre? y... aumentando mi rozamiento... ¿y cómo aumento mi rozamiento? y... aumentando mi peso... ¿y cómo aumento mi peso?
No me iba a levantar a comerme un elefante para aumentar mi peso para el otro día, tampoco sería muy cómodo meterme plomo en mis bolsillos...
Y de pronto me di cuenta: cuando me agachaba e iba de cuatro patas, me inclinaba hacia adelante, desplazaba mi centro de gravedad hacia adelante y distribuía mi peso en cuatro apoyos, mis manos y mis pies...
Si me paraba mi centro de gravedad caería directamente en mis pies, y mi peso se distribuiría solamente entre dos apoyos...

Si peso 64 y tengo cuatro apoyos, cada uno tiene 16 kg; si tengo dos apoyos cada uno tiene 32 kg ¡eso es! para no caerme tengo que caminar bien parado! duplicaría el rozamiento en cada apoyo!

Cuando me subí al techo al otro día quería probar si mi teoría era correcta... pero he aquí que si me paraba y no resultaba, me podría caer, ya que la inclinación del techo no me llevaba a ningún lugar seguro...

Y probé... y al pasar de la inseguridad de caminar agachado... a caminar bien parado... descubrí que caminando bien derecho me agarraba más firme! ME SENTÍA MÁS SEGURO CAMINANDO BIEN DERECHO!

Fue toda una enseñanza...

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