Hace dos clases empezamos por fin con las chiquitinas; son seis: Rocío  (7 años), Yamila (11), Leila (9), Sheila (8), Sofy (9) y Julieta (6).
Como  todo comienzo es difícil, nuevamente aquí está lo más importante: la  presencia de los padres, porque las nenas son muy chiquitas y se sienten  solitas si ellos no están, a pesar de estar con su nuevo grupo de  compañeritas.
Ayer July estaba practicando lo más bien, hasta que en  un momento me dice: "-¿Y mi mamá?", y le respondí que había ido al baño,  que ya venía; July se quedó pensativa un ratito, y me dice: "-Me duele  la panza", y se llevó las manitos a la panza… y listo… no quizo jugar  más… hubo que ir a buscar a la mamá… ¡que linda la petisa!
Y en la  clase una bocha le rozó el tobillo y ahí nomás se me tiró al piso y  empezó a llorar; me acerqué a tratar de ayudarla, pero no quería saber  nada; cuando se calmó le dije que se mojara un poquito que ya le iba a  pasar, lo hizo ¡y santo remedio! siguió jugando; la mamá me dijo "es re  artista!".
En medio de la clase veo que toooooodas estaban mirando  para arriba y habían dejado de practicar ¿que pasaba? que alguien de  mantenimiento estaba subiendo por una columna al techo, y todas atentas!  y luego lo veían caminar por el techo y nadie atendía a lo que hacían!  jajaja! que lindas!
Como son poquitas, al final de la clase las  chicas de 1° división se pusieron a jugar un partidito con ellas; es re  lindo ver toooodo lo que tienen que aprender: de donde se saca, donde  tienen que estar, cual es el campo de ellas, que hay que hacer gol y  evitar que las otras nos lo hagan, separarse (van tooooooodas a la  bocha), cuando se va por el lateral ¡todo un mundo nuevo que aprender!
Recién empezamos y tienen toda una vida para hacerlo bonito; veremos como nos va.
 
 
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