viernes, 5 de octubre de 2012

Reencarnación y karma



Venimos a este mundo muchas veces; nos lleva nueve billones de encarnaciones llegar a espiritualizarnos y tomar conciencia de quienes somos.
Jesús enseñó la reencarnación, y el cristianismo original lo enseñaba, hasta que en el año 501 se quitó de sus enseñanzas.
Cada vida es un aprendizaje, y en cada aprendizaje Dios quiere que lo busquemos; cuando así no ocurre, en el paso entre este mundo y el otro, nuestros maestros nos vuelven a evaluar para ver donde volvemos a encarnar.
Reencarnarnos es como quitarnos una ropa vieja y ponernos otra nueva; el alma no tiene sexo, viene a este mundo como hombre, mujer, gordo, flaco (o flaca), hermoso o feo (según lo que dicte el concepto de belleza del lugar donde uno nace), rubia, pelirroja, con deficiencias, etc.
Al momento de estar en esta vida es muy probable que ya hayas pasado por muchas formas ¡Quizás por todas!
En cada vida venimos a enfrentar los mismos problemas que no hayamos solucionado en vidas anteriores, y no podremos avanzar espiritualmente si no los enfrentamos y logramos superarlos.
Todo se trata de tomar conciencia de la existencia de Dios, de buscarlo, y de unirnos a Él.

Lo que hagamos en nuestra vida nos marca, forma como una impronta, un tipo de vibración en nuestra mente, en nuestra alma, que “filtra” el mundo a nuestro alrededor, es decir, lo que vemos, lo que ocurre, lo que hagamos, forma nuestro mundo.
Si hacemos el mal, eso transforma nuestra mente, y nuestra entidad vibra de otro modo, atrayendo o moviéndose exactamente en ese tipo de vibración.
Es como un pez de agua dulce que no puede vivir en agua salada, y si lo cambian… muere…
El ser humano es diferente, puede cambiar de agua… y adaptarse…
Pero mientras tengamos un tipo de vibración, nuestro mundo va a ser un reflejo de eso; y al dejar este cuerpo nos llevamos esa vibración, y al volver continuamos con la misma, hasta que logremos tomar conciencia de que podemos cambiarla, y lograrlo.
Entonces, si hacemos el mal, en la próxima vida venimos a aprender las consecuencias de lo que hicimos; llegamos a este mundo con la vibración que hizo posible ese mal, y lo atraemos.
Esa es la “causa y efecto”.

Anclas existenciales

En una vida podemos traer con nosotros aquello de lo que no nos hayamos desprendido con nuestro paso entre mundos.
Es decir: nuestros malos hábitos, nuestras tendencias y gustos, pueden venir con nosotros.
Puede parecer algo bueno, sin embargo lo que traemos nos ancla a un tipo de vibración de nuestra existencia anterior, lo que es equivalente a no progresar espiritualmente.
Cosas tan simples como guardar recuerdos, cosas viejas (muchas veces inútiles) que no tiramos por las dudas, gustos por las malas compañías, etc., evitan que progresemos, y van a causar grandes daños en nuestras encarnaciones venideras.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario