Un niño de 7 años se metió en el escritorio de su papá y le dijo que quería ayudarlo.
El papá estaba apurado y nervioso y le contestó:
-Anda a jugar a otro lado.
El niño continuó jugando ahí.
El papá, pensando que era imposible sacarlo, pensó: "le voy a dar algo que lo entretenga"
Encontró una revista y en ella había un mapa del mundo y pensó: "Justo lo que necesito".
Con unas tijeras, el papá recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta, se lo entregó a su hijo, diciéndole:
-Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo para que lo repares sin ayuda de nadie.
El padre calculó que tardaría varios días para unir el mapa.
Pasaron algunas horas y escucha la voz de su hijo que le dice:
-Papá, ya hice todo, ya conseguí terminarlo.
El padre no le creyó. Desconfiado, levantó la cabeza de sus papeles y para su sorpresa, el mapa sí estaba completo. ¿Cómo era posible?
El padre le dice:
-Hijo, tú no sabías como era el mundo, ¿Cómo lo lograste?
-Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un papá con su hijo de la mano, así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer a la familia, que sí sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar al hombre y a su hijo, me di cuenta de que había arreglado el mundo...
Señores, para arreglar el mundo, hay que empezar por arreglar la familia.
Empezando por nosotros mismos encontraremos la solución.
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