Cuando  mi mamá era chiquita, tenía un potrillo llamado Mocito; ella me contaba  cómo lo peinaba, como lo llamaba con un silbido y él venía; con el  tiempo había aprendido a cabalgar parada en el anca del caballo, y  también a saltar arroyos…
Un día  el hermano la vió saltando un arroyo, y le contó a mi abuelo; mi abuelo  enojado, lo primero que hizo fue quitarle el Mocito… y lo regaló a otro o  lo vendió...
Así mi  mamá perdió a su mejor amigo… y ella le escribió un poema que después te  lo paso por acá. Ayer, mientras recopilaa sus escritos lo encontré, y  al leerlo se me ocurrió este poema, que espero que te guste…
¿Te has encontrado, madre
con tu mocito dorado?
andarás entre las nubes
a los saltos, galopando
y entre relincho y tu risa
Dios te estará mirando
y los ángeles del cielo
festejando tu paso.
¡Ay, mocito galopero!
¡si entre las noches, andando!
rozando constelaciones
y a la luna domando,
encuentras el ñandubay
que mi madre me ha contado,
llévala a dormir en campos
de trigales azulados,
donde me espere a la noche
cuando me venga buscando.
Cabalgando entre la brisa
mi madre y mocito andando
llegaran hasta los cielos
y allí me irán esperando
¡aún escribo tus líneas!
¡espera, que no he acabado!
que mi trazo azul tintado
aún no he refinado…
Cuando termine las frases
que mi Dios me ha encargado
¡ven a buscarme, madre
en tu mocito dorado!
 
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario